domingo, 26 de octubre de 2008

Manifiesto universitario en defensa de la dignidad de la muerte natural

Os adjunto hoy una alerta de Hazte Oir relativa al manifiesto en defensa de la muerte natural


Un grupo de profesores universitarios ha creado la plataforma "Profesores Universitarios en Defensa de la Muerte Natural", con la que pretenden hacer llegar a la sociedad española las numerosas razones que existen desde todos los campos del saber para rechazar la eutanasia que promueve el Gobierno de Zapatero.
El próximo lunes 27 de octubre presentarán su iniciativa en rueda de prensa en la Sala de Grados de la Fundación Pablo VI, en elPaseo Juan XXIII, 3. 28040 Madrid a las 12:30 horas. En ese acto darán lectura pública al "Manifiesto por la Dignidad de la Muerte Natural", para el que han solicitado todas las adhesiones posibles.
Si deseas contribuir a parar la actual deriva legislativa del Gobierno español hacia la implantación definitiva de la "cultura de la muerte" en nuestra sociedad, te invitamos encarecidamente a firmar y dar tu apoyo al Manifiesto. ¡No permitas que se generalice y normalice la cultura de la muerte en España!. Para firmar, sólo tienes que pinchar en el siguiente enlace:
Porque el "aborto libre" no es la única amenaza contra la vida humana que plantea el Gobierno.
¡Muchas gracias!
Alejandro Campoy y todo el Equipo de HO


(PD).- PROFESORES UNIVERSITARIOS EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD DE LA MUERTE NATURAL
1. Ante las intensas presiones que se ejercen sobre la opinión pública española, para inducirla a consentir la legalización del suicidio asistido y la eutanasia, es necesario defender la dignidad de la muerte natural como final de toda vida humana.

2. La vida del ser humano es inviolable, por su dignidad intrínseca que no puede estar sujeta a gradaciones, ya que es universal, independiente de la situación de edad, salud o autonomía que se posea, y está radicalmente vinculada a los derechos humanos fundamentales.

3. Esa dignidad, inherente a toda vida humana, conlleva el derecho irrenunciable de todos a la vida, siendo deber inexcusable del Estado el protegerla y cuidarla, incluso cuando la persona, su titular, parezca no darle valor.

4. En cumplimiento de este deber, los estados más responsables reconocen el derecho de toda persona a los cuidados de salud más avanzados, pero, por ello, resulta contradictorio aceptar y promover deliberadamente el acabamiento de la vida de quienes pueden llegar a situaciones de debilidad, dependencia de otros y enfermedad terminal.

5. El supuesto derecho de “autodeterminación” de la persona, para disponer de su vida como le plazca, entra en conflicto con el derecho irrenunciable a la vida; su utilización para despenalizar el suicidio asistido y la eutanasia no está justificada, podría incluso poner en peligro la vida de personas que de manera natural aspiran a sobrevivir hasta que les llegue normalmente su hora final.

6. La eutanasia, entendida como el acto deliberado de acabar con la vida de una persona, sea a petición propia o por decisión de un tercero, y el suicidio asistido son ética y moralmente reprobables, pero ello no significa que se haya de practicar ningún tipo de obstinación terapéutica (o encarnizamiento terapéutico) hasta extremos injustificables para la práctica médica.

7. Los cuidados paliativos, así como una atención integral al enfermo terminal, que le ayude en el último periodo de su vida, constituyen las opciones asistenciales compatibles con una concepción ética de la dignidad del morir.

8. Se debe potenciar una medicina paliativa al alcance de todos, que aporte los conocimientos especializados y los avances en cuidados médicos y psicológicos, así como el soporte emocional y espiritual adecuado para la fase terminal, en la que el entorno que supone el hogar, la familia y los amigos tienen gran importancia.

9. Los profesionales de la salud deben respetar siempre la vida humana y su evolución hacia la muerte natural. La inversión del valor del curar o aliviar como principio esencial de la Medicina, sustituyéndolo por el de provocar la muerte, puede abrir vías cuyos límites son impredecibles. La Ciencia y la Práctica Médica tienen cada vez más y mejores instrumentos para actuar y para discernir; reclamar que se empleen a favor de la vida humana es un derecho de todos.

Hacemos un llamamiento a los ciudadanos, y en especial a los poderes públicos, para que se reconozca la dignidad de la muerte natural; una sociedad que acepta la terminación de la vida de algunas personas, en razón a la precariedad de su salud y por la actuación de terceros, se inflige a sí misma la ofensa que supone considerar indigna la vida de algunas personas enfermas o intensamente disminuidas.

Animamos a las personas, instituciones, medios u otros a adherirse al presente
manifiesto.

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